Hoy hace una semana que no estás, y no te puedes llegar a hacer una idea de cuanto se te echa de menos, hay veces que aun oigo tu risa en los pasillos de casa y me giro para mirarte encontrándome con solo muebles que parece que se estén burlando de mi. Por las mañanas nada más abrir la puerta mi subconsciente me hace malas jugadas esperando verte en la cocina envolviendo tu taza de café con las manos para entrar en calor, diciendo buenos días en un susurro para no despertar a las pequeñas de la casa, haciendo un guiño con el ojo provocando sin que lo supieras una dosis de alegría matutina. Y por las noches al llegar añoro verte sentada en el suelo descalza con Izán encima de tus piernas y las pequeñas a tus lados viendo alguna película infantil comiendo palomitas, contestando cada una de las preguntas pacientemente demostrando que te encantaba ejercer ese papel de madre...
Se hace duro saber que nada de eso va a volver a ocurrir, que tu risa, tu mirada, tu genio... Todo se esfumó la misma noche que tu corazón dejo de funcionar y tus ojos se cerraron impidiéndonos volver a ver tu color.

Esa misma noche te odie, te odie por no haber luchado un poquito más, te odié de manera egoísta porque llevabas toda tu vida luchando, saliendo a delante por muy duras que fueran las caídas.
Siempre te quejabas de que no habías sido una buena madre, y que aun hoy tenías mucho que aprender como madre. Pero para mí has sido la mejor; me enseñaste que jamás hay que tirar la toalla, que la vida es una lucha constante de hechos y situaciones las que algunas veces nos superar y otras nos hacen darnos cuenta que somos más fuertes de lo que esperamos, que aunque no se vea al final del túnel siempre hay luz, solo hay que buscarla siendo contante en querer dar con ella, a pesar de que a veces nos perdamos en el camino adecuado.
Me enseñaste que siempre hay que mantenerse firme en tus convicciones aunque nadie más las vea, porque siempre la razón se le acaba dando a la persona que es sincera con sigo misma y leal, ya que antes que ser sinceros con los demás hay que ser sincero con uno mismo y saber cuando se hacen las cosas bien y cuando mal, porque nunca está de más saber pedir perdón cuando te equivocas, cuando ese perdón es de corazón, y así jamás te dejarás llevar por lo que diga la gente, lo importante, lo realmente importante es ser quien eres, y siendo quien eres lograrás verdaderos amigo .
Me enseñaste que es la verdadera amistad, veía entrar y salir de casa siempre a gente que te quería mucho y siempre me decías que había que mirar más allá, que la verdadera amistad no se escondía en personas que te hacen la pelota o te dicen lo que quieres oír la verdadera amistad es aquella que te aconseja lo mejor para ti aunque no sea lo que tu quieres escuchar, y esta tanto para lo bueno como para lo malo, eras tu quien decía que la amistad es como un matrimonio "Se debe estar en la salud y en la enfermedad, en las alegrías y en las tristezas, en la riqueza y en la pobreza hasta que la muerte os separe".
Me enseñaste que el amor movía montañas, que luchar por el amor era el don más grande que teníamos las personas, que el amor no solo se basaba en el sexo, se basaba en confianza, en poder hablarlo todo, en saber perdonar, decías que cuando encontrabas el amor verdadero tu cuerpo dejaba de reaccionar por cuenta propia, que tu alma formaba parte de esa persona tan especial que desde mismo instante en que vuestros ojos se cruzaban dejaba de existir el mundo y solo existía esa burbuja donde solo los dos entraban. Me decías que ante todo existía el respeto por esa persona, querer siempre ser más para el, que equivocarse no era malo siempre que se supiera como solucionarlo, que el amor no era todo cisnes, arco iris y sonrisas, que en el amor también había que luchar, pelear, sufrir, porque nada que merece la pena es fácil de conseguir.
Me enseñaste que ser una buena madre se basaba en educar a tus hijos, en reír con ellos, jugar, disfrutar de su compañía, provocando que se conviertan en lo más importante de tu vida. Y me dijiste que jamás jamás me rindiera ni hiciera locuras como hiciste tu, porque siempre acabaría arrepintiéndome dándome cuenta tarde porque si hay algo por lo que merece la pena levantarse cada mañana es por la sonrisa de un hijo, así que te prometo que nunca haré ninguna locura.
Mamá me enseñaste tanto que no se como pagártelo sé que dijiste que ibas a estar ahí arriba cuidando de nosotros, que no nos ibas a dejar nunca en el camino, que antes de dormir miráramos la estrella que más alumbra porque ahí ibas a estar sonriendo para nosotros, con esa sonrisa que movía el mundo, juraste que por las noches vendrías a nuestros sueños para darnos un abrazo, llenándonos con ese calor de una madre... Y quiero creer que estás haciendo todo eso... Pero se hace duro, muy duro, porque a veces necesito tu consejo tanto para maquillarme, como para comprarme un conjunto de ropa, o para cualquier chorrada, se hace duro porque no estás en San Francisco que podía levantar el teléfono y escuchar tu voz, ahora tu voz solo está en mi memoria y tengo miedo mucho miedo de olvidarme de ella algún día, o olvidarme como cambiaban tus ojos de color a un azul intenso a uno apagado según tu estado de ánimo, o como olías a jabón de coco tras salir de la ducha dejando tus huellas en el camino. Soy incapaz de deshacerme de tu ropa porque a veces me meto entre ella e imagino que estás ahí, envolviéndome entre tus brazos diciéndome Eres mi ojito derecho Saray...
Te echo mucho de menos, tanto que duele en lo más profundo del alma, algún día nos volveremos a ver aunque sea ahí arriba y volveré a ser la primogénita en los brazos de su mamí.
Te quiero. Te quiero muchísimo, hasta la vista.
Saray
Saray
"Me di cuenta de que te amaba más que a mi propia vida y que prefería entregarme por completo a tu poder antes que seguir viviendo sin ti. La muerte no podía hacerme nada peor que vivir sin ti. Estaba dispuesta a entregártelo todo y ofrecí a la muerte todo lo que tengo con tal de poder estar a tu lado. Cuando me di cuenta de lo mucho que te quería estaba dispuesta a ser tuya fueran cuales fuesen las condiciones. Estaba protegida porque tu amor ya me había tocado