Ahora lávate la cara, levanta la cabeza y camina firme; que si dentro de ti aún queda algo de humanidad, humildad y dignidad, te va a hacer falta mucha fuerza de voluntad para soportar el cargo de conciencia que vas a tener que llevar durante mucho tiempo. Así que deja de lloriquear y echarte las manos a la cabeza. A lo hecho, pecho, en tu caso, nunca mejor dicho.
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