Haces todo lo imposible para poder salir de allí, quieres estar a tiempo, que el reloj no cuente las horas y poder sorprenderle con algo especial ¡El se merece algo especial!. Buscas un taxi, no es fácil dar con el en la hora de salir del trabajo, pero lo más veloz que puede llegas a tu casa, al observar tu armario ves que de tu ropa nada te vale, nada es suficiente, o te esta demasiado grande o es inapropiada, sacas todo hasta dar con el conjunto ideal, no quieres llamar mucho la atención, pero sí que se fije en ti, ¡Hoy es el día!, tras una rápida ducha, el maquillaje es el siguiente paso, tienes que tapar esas ojeras tan horribles que abarcar más de la mitad de tu cara, tu pelo tan poco te gusta así que con delicadeza cortas un poco las puntas, y una vez secado, maquillada y vestida ¡Estas lista!. Coger el coche aunque el médico te haya prohibido conducir, pues aun estas convaleciente ¡Pero que más da! vas de punta a punta moviendo todos los hilos, con el teléfono sin dejar de funcionar, todo tiene que salir ¡Perfecto!. Una vez revisado cada detalle, esbozas una amplia sonrisa convencida de que le va a gustar, pues a ti te encanta, aunque con más tiempo hubiera salida mejor. Bajas la mirada al móvil y llegas más tarde que nunca, pero con la misma ilusión en el cuerpo, y justo en el coche marcas su número para que se prepare...
Nunca verá lo que has preparado, nunca verá lo guapa que te has puesto para el, nunca verá nada...así que vuelves a casa apagando el teléfono, no avisas a nadie más aunque te esten esperando, entras en tu piso solitario y piensas en tu error... jamás volverá a haber una noche como esta... te quitas la ropa para ponerte algo más cómodo, te colocas tu sombrero aunque sea de noche y vuelves hacia el coche comenzando a conducir sin mirar atrás...
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