Hoy hablaremos de los cambios. Siempre dicen que los cambios son buenos, pero no siempre ayudan – tampoco te perjudican – sin embargo muchas veces aunque hagamos cambios por fuera, lo de adentro sigue igual. Puedo cambiar la decoración de nuestra casa, pero eso no implica que olvidaré lo que vivimos en ella. Puedo cambiar mi manera de vestir, más no significa que cambiaré mi forma de pensar. Quizás cambie mi forma de hacer las cosas, pero mi comportamiento seguirá siendo el mismo. Mis gustos pueden cambiar, pero mi esencia sigue siendo la misma. 

Muchas personas creen que haciendo cambios exteriores podrán dejar atrás las cosas que no les gustan, las cosas que los decepcionaron, que les hicieron daño… Pero lo que no alcanzan a comprender es que en el interior todo sigue igual. Los pensamientos, ideas, convicciones, recuerdos, sentimientos y valores siguen siendo los mismos que antes de hacer el “cambio”.


Cambiar exteriormente es muy fácil, puedes elegir otra ropa, otros cuadros, otros libros, otras joyas. Sin embargo lo realmente difícil es cambiar por dentro, porque cambiar por dentro es toda una transformación. 


Y eso no es para nada sencillo.


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