Hoy dando una vuelta por mis fotos me encontré a mi Saray de pequeña, me acuerdo de una conversación en la cual decía: "No quiero tener hijos que quitan el sueño" y a los meses me quedé embarazada de mi primera hija. Saray me enseñó lo maravilloso que es ser madre, algo casi imposible de explicar si no lo vives en primera persona, dí a luz en casa ya que no me dio tiempo a llegar al hospital junto con la gente que quería, fue un parto rápido pero doloroso, ella quería salir en ese instante y no hubo quien la retuviera. Cuando Chris me la puso entre mis brazo lo primero en lo que me fijé fue en sus manitas, en sus piececitos, en lo pequeña que era y en como lloraba a pleno pulmón. Y como bien sabe después por alusiones mi fijé en Vampire, mi hermano el cual a día de hoy es mi perfecto marido; Que estaba desmayado en el suelo de la habitación, que cuando llegó la ambulancia los paramédicos tuvieron que atenderle a el antes que a mi.

Comenzó a gatear bastante pronto, al igual que a andar, la tenía que tener sujeta todo el rato porque no paraba quieta, de un lado para otro, balbuceando sin cesar palabras inexplicables, dándonos a entender que iba a hablar por los codos, y así fue no solo no paraba de hablar sino que era un completo nervio, una traviesa que no podía estarse quieta, no se callaba nada de lo que pensaba, siendo directa desde bien pequeña, ganándose el corazón así de todas las personas que la rodeaban o trataban con ella; algo de lo que me alegro pues siempre se a sentido querida, y mimada por todos sus tíos y sus tías. Mi bicho precioso fue creciendo y alternaba sus nerviosismo con la manera cariñosa de acercarse a mi, cuando me veía llorando por cualquier cosa, se metía en mi cama a abrazarme, dándome pequeños besos con un "No llores mamí" Muchas veces pienso que ella tuvo que ser la fuerte por mi en multitud de ocasiones, algo que siempre agradeceré.

Llegando la adolescencia vinieron los problemas aunque no fueron excesivos como yo esperaba, le dio por vestir ancho, odiando los vestidos o cualquier tipo de ropa ceñida, juntándose con gente que se dedicaba a montar en monopatín, bicicleta, y hacer graffitis en la pared, por lo que ella no iba a ser menos. Tenía mas mal carácter que de costumbre, culpa mía también por no haber estado encima de ella como debí estarlo, pillo en una época en la que mi estado de ánimo subía y bajaba en minutos, por lo que le tengo que agradecer que estuviera a mi lado ayudándome con las pequeñas en todo lo que pudo, quedándose muchos días en casa apesar de que quería irse de fiesta con sus amigos, siguiéndome a cualquier parte a la que me mudase. Se que a pesar de su genio todo lo que pasamos en aquella época le hizo madurar de una manera en la que a día de hoy ve las cosas desde un punto de vista diferente.

Ahora mi niña pequeña es toda una adulta, con la cabeza en su sitio y con un saber estar increíble, cursando estudios en la universidad, y viviendo lejos de mi durante el año, aunque como madre que soy la llamo todos los días para saber que tal está, y sino la llamo yo ya se encarga ella de levantar el teléfono para preguntar por mi. Me siento completamente orgullosa de ella, de hasta donde ha llegado con la madre que tiene, de su manera de ser, de lo preciosa que es tanto por fuera como por dentro, estoy completamente agradecida de que mi primera hija sea un apoyo para mi, una mano a la que cogerme cuando hay una caída y una hermana mayor que esta ahí para las pequeñas cuando necesitan su ayuda.
Que te amo mi tesoro. Que eres increíble.